lunes, diciembre 26, 2005

Coincidencias

Me pierdo en el murmullo de tu cuerpo
secreta herida de flores en invierno,
sollozo del silencio que se escapa
entre sirenas que lloran mis palabras.

Destino o coincidencia mis desvelos
por encontrarte más allá de mis sueños,
onírico recuerdo te evaporas
mientras mis manos se mezclan con tu sombra.

Te tengo un solo instante, mas despierto
y oigo tus pasos cruzando mis lamentos,
me olvido del delirio de tus besos
musa perdida en la luna de mis miedos.

martes, diciembre 13, 2005

Murmullos

Algunas veces son necesarias las ausencias prolongadas, ausencias de uno mismo, de los pensamientos que nos identifican, ausencias de los recuerdos y los olvidos, ausencias de los rostros y los cuerpos; después es posible reconocernos nuevamente, saber cual es esa parte de nosotros que nunca nos abandonará. Yo siempre estaré solo, únicamente existo en este instante, todo lo relacionado con el equilibrio y la estabilidad del contacto humano me aletarga, vacía mis sentidos. Mi vida personal es un caos, amigos aislados y relaciones fugaces que desaparecen con la misma intensidad y rapidez con la cual se crearon. Nunca he logrado coincidir, siempre busco algo más cuando no es el momento o doy demasiado cuando no lo esperan. Puedo ser un mendigo frente a una mirada inquieta o convertirme en un verdugo ante los sentimientos ajenos. Me gusta el sexo, descubrir en cada orgasmo la violencia y la ternura que encierrran las mujeres, perderme en sus viajes y sus colores, en sus jadeos y sus gritos, en sus olores y sabores. ¿Tú cres que terner sexo por tener sexo sea más honesto que hacerlo dentro de una relación estable? ¿Qué estés aquí en mi cama porque se nos antojó sea menos turbio a que estuvieras con tu esposo sólo por que firmaron un papel y se supone que eso deben hacer? Me gusta la libertad, se que es algo egoísta pero prefiero estar bien conmigo a tratar de que tu estés bien y nunca hacerte feliz. Prefiero estas sensaciones instantáneas a una compleja maraña de sentimientos movidos por la angustia. Cuando sienta celos por ti, sabré que debo abandonarte, aunque me fascine tu espalda y tus ojos me hipnoticen. A veces uno sólo se arroja al vacío con los ojos cerrados sin añorar demasiado, sin saber que tan alto es el precipicio ni que tan dura será la caída. Esta vez nos tocó viajar juntos, hace algunos años no te hubiera dejado ir, musa de mis silencios, mi Verónica. Ahora susurro a tu oído y espero que despiertes para desasirme de tu cintura y escuchar los murmullos de tu cuerpo mientras me abandonas nuevamente, sé que nos volveremos a encontrar.

“Me pierdo en el murmullo de tu cuerpo,/ herida oculta de flores en invierno,/ susurro del silencio que se escapa,/ verdad secreta guardada por tu espalda...”

martes, noviembre 22, 2005

Vuelos.

Me gusta despegar, sentir que el suelo se aleja y que la atracción por lo terrenal pierde sentido, abandonarme en lo espeso de las nubes o dejarme cegar por un reflejo que estalla sólo un momento... Aterrizar es fácil, uno simplemente se deja caer, se acostumbra a la gravedad y a la lentitud de los sentidos.

viernes, octubre 21, 2005

Mar

Caótico recuerdo, tus suplicios
extraño elixir del mar abandonado,
tus olas caen y rasgan la neblina
que envuelve el miedo a perderme en tus espasmos.

Abriga mis silencios con tus labios
deja que lama tus sueños mientras tanto,
y moja con tu sal mis sentimientos
hasta que broten estrellas de tus manos.

El andar de tu cuerpo me hace daño,
si el mundo gira en tu vientre, tan lejano,
termina mi equilibrio sin tus besos,
sin tus secretos, callados, olvidados.

Enséñame el camino a tus lamentos
ménade herida por fuegos solitarios,
libera de tu altar mis sentimientos
para aferrar con mis dedos tus naufragios.

jueves, octubre 20, 2005

Percepciones

Un dolor constante es capaz de alterar nuestra manera de observar el mundo, de entender la realidad y de proyectar nuestro caos interno...

miércoles, octubre 05, 2005

Olvido.

Hoy no puedo escribirte por qué intento borrarte,
si invoco tu recuerdo mi pasado renace,
y el ansia de mis dedos se quema al no encontrarte.


Hoy prefiero olvidarte, aunque me estalle el alma,
porque el sabor de un beso me desgarra los labios,
y la mente extasiada sucumbe por tus pasos.


Para qué recordarte ya no pienso evocarte,
sin embargo mis manos en tu piel se deleitan
y yo sigo esperando tus uñas desgarrantes.


Al fin logré expulsarte, a pesar que mi lengua
te lama por las noches mientras estás despierta,
y otro viento te invade robando tu silueta.


Ya dejé de quererte pero sigo deseando,
envuelto en la locura, tu sudor insaciable
y el abismo en tus piernas que se cierra al mirarme.


Conozco que no te amo pero el aliento tuyo
escurre por mis venas con el delirio mudo
y tu ser me hace falta subiendo por mis muros.


Nuestros cuerpos se rozan y la risa en tus ojos
descubre los engaños cubiertos por palabras,
porque prefiero amarte, hoy no puedo olvidarte.

viernes, septiembre 23, 2005

Nostalgia.

Pasan nuestros segundos y todo se evapora,
tu olor ya se ha marchado borrando tu silueta,
he olvidado mi rostro porque no lo percibo
en tus ojos brillantes que lo tienen cautivo.


La ansiedad he perdido causada por tu esencia
que sigue torturando a mi piel impregnada,
olvido cómo amarte y debo conformarme
con la sonrisa tuya guardada en una imagen.


Encierro tus recuerdos esperando que vuelvas,
anhelando que el aire se esfume con tu ausencia,
añoro que tu sientas lo mismo que me mata,
lo que causa un aliento con tus labios fundido.


Las horas han pasado, crece la incertidumbre,
los minutos eternos de mi cuerpo vencido,
ya no te reconozco bañada en otras manos,
que acarician tu rostro, que al fin yo sé, se ha ido.

lunes, septiembre 12, 2005

Historia.

Emerges de las sombras en la selva desierta,
tu mirada me busca, y se estrella en mi mente,
la ocupa por completo llenando cada espacio
con sueños, ilusiones, recuerdos y deseos.


Los impulsos se esconden tu sonrisa los guía,
y tu aroma se expande con tu voz en el aire,
el mundo se derrumba, al roce de tus labios,
y el viento trae tu nombre, abrazado a la noche.


Emerges de las sombras en la selva desierta,
jugando con tus dedos a conocer mi cuerpo,
y rasgas mis pasiones y mientes con tus besos,
pides perdón y callas, dices mi nombre has muerto.


Emerges de las sombras el cielo aún no brilla,
bañada en mi cansancio me imploras que no siga,
la brisa de tu aliento me seca las palabras,
después tu sangre tiembla, después todo termina.

lunes, agosto 29, 2005

Cómplices.

Nadie nos vio aquella noche
cuando caminé en tus sueños,
y recorrí tus estrellas,
y tropecé con tus dedos.


Nuestros labios confundidos
en lo negro del abismo,
y mi boca en tu silencio,
y tus ojos en el cielo.

sábado, agosto 20, 2005

Eterno regresar.

Me das la libertad de abandonarte
con tus ausencias, efímeros castigos,
y mezclo tu silueta con el aire
de mis recuerdos, callados, ya cautivos.

Navego encadenado aún de tus labios
entre mil mares de brotes infinitos,
escapo de tu canto de sirena
envuelto en ecos que sacian mis sentidos.

Susurran los espasmos de mi cuerpo
un nombre ambiguo en tierras sin destino,
y tejes tus temores en la arena,
mientras entregas tus noches sin motivo.

Silencios arraigados en el tiempo
surcan mis venas, se pierden en la espera,
murmullan las cascadas mis secretos,
plañen mis versos bogando porque vuelvas.

Miedos III.

No temo a la caída,
sino a llevarme a alguien
en el trayecto.

viernes, agosto 19, 2005

Amanecer.

Antes de que abras los ojos deja que te vean mis manos,
para poder deslizarme entre tu piel y tus sueños,
y desnudar tus sentidos y cubrirte con mis besos.


Antes de que el sol nos mire permíteme ser tu guía
para llevarte en mi cuerpo, para encerrarte en mi mente,
y alcanzar por un instante los caminos de tu vientre.


Antes de que te descubra concédeme las caricias
de tus dedos que se escurren prolongando la agonía,
de dos seres que se funden al compás de la locura.

viernes, agosto 12, 2005

Nubes en la cabeza.

Si uno camina a través de la existencia mirando hacia arriba, lo más probable es que termine embarrándose de mierda...

viernes, agosto 05, 2005

El juego de los opuestos.

Todo lo que viene de nuestra parte animal es pasional, de nuestro centro sólo puede emanar el agradecimiento, ambos son indispensables para no caer...

jueves, agosto 04, 2005

Atrapado.

Penetras en mi entorno destruyendo mi mente,
el néctar de tu sangre me sirve de alimento,
mis ojos encerrados hoy no buscan palparte,
ya que por un instante revelaron tu cuerpo.


Ya que por un instante revelaron tu cuerpo
las almas excitadas se confunden temblando
y una lágrima escapa, a través del silencio,
rodando por mis dedos que te llaman despacio.


Rodando por mis dedos que te llaman despacio,
tu piel se desvanece, al roce de mis manos,
te miro con detalle y marco con caricias
la soledad del llanto de dos locos amando.


La soledad del llanto de dos locos amando
respira de tu aliento calmando los espasmos
de cómplices suicidas que juegan sin temores,
quemando los recuerdos de los brazos pasados.


Quemando los recuerdos de los brazos pasados,
quitamos las barreras de las cenizas que arden
y evaporan la lluvia del presente olvidado,
oculto tras la luna que esconde nuestros hados.


Oculto tras la luna que esconde nuestros hados,
dibujo tu reflejo que no sacia mis labios
y este tormento tuyo me sigue a todos lados
penetrando en mi entorno destruyendo mi mente...

miércoles, agosto 03, 2005

Lento.

Cada vez que se escurren palabras lacerantes de nuestros sentimientos extranjeros, es necesario alejarnos antes de hacerlas realidad para los demás y respirar lento, lento...

viernes, julio 22, 2005

Lejos.

A lo lejos todo es diferente, la torre Eiffel parece un llavero y podría beberme el sena de un solo trago, ahora camino más segura por esta vieja ciudad y casi no me importa hablar con mi acento extranjero; sólo me traje tus palabras grabadas en la memoria y poco a poco se desvanecen, tu foto sigue en mi cartera y durante los primeros días tuve que inventarme mil pretextos para que no me vieras llorar por las noches. A pesar de todo me gusta estar aquí, en este exilio voluntario de mi vida cotidiana, a la espera de lo que pueda suceder, sin un plan fijo determinado, viviendo al día. He comprado un montón de libros y encontré unas clases de yoga baratas cerca de aquí. He conocido a mucha gente, pero prefiero no hablarte de ello.
- ¿Estás despierta bonita, qué haces, sigues escribiendo, se te ocurrió otra de tus ideas nocturnas fugaces? Ven a la cama que es noche, abrázame quieres.
- Espera amor, tengo que acabar con esto de una vez, ahorita voy cariño.
No sé si vuelva a escribirte nuevamente, como te dije las cosas son distintas acá. Te quiero y pienso en ti. Alexa.

Tomó la carta y la puso debajo de sus notas, tratando de cubrir con palabras del presente aquel vago recuerdo, sintiendo que ponía el punto final a una carga de muchos años.

- La lluvia es tan melancólica, ese sonido cadencioso lleno de vaivenes me atrapa, es como tú y el constante devenir de tus pensamientos Karl, eso me gusta de ti, no saber si te tengo, si estás cerca o lejos, sólo contar con la absoluta certeza de que no nos pertenecemos, de que en cualquier momento podríamos dejarnos sin mirar atrás...
- ¿No tienes frío ahí parada Casandra? Ven te abrazo.

Caminó despacio mirándolo a los ojos, con esa sonrisa irónica que lo enloquecía, casi modelando su esbelta silueta frente a él, seduciéndolo con cada movimiento, desafiándolo con cada paso para que le hiciera el amor nuevamente. Se puso de hinojos sobre él y dibujó una caricia bajando por su cuerpo.
- ¿Cuándo leerás esa carta? ¿Aún piensas en ella? ¿A veces imaginas que le haces el amor mientras oyes mis gemidos?
- Me gustas niña, sólo trata de no quemarte cuando lamas la humedad del infierno.

La tomó de la cintura y la puso bruscamente debajo de él, le mordió los labios y besó su cuello lentamente hasta llegar a sus senos, provocándola, cuando sintió que ella deseaba más, se levantó, se vistió y avanzó hacia la puerta.
- Voy por algo de tomar. ¿Vienes o te traigo algo?

Rió sarcásticamente y salió del departamento disfrutando su victoria momentánea lidiada sobre la cama.

¡Cómo duele dejarte Alexa! “Nos vamos diluyendo como el tiempo/ en ríos de sal manados del olvido/ y aumentan mis delirios con el viento/ de extrañas tierras que marcan tu destino./ Evita derramarte por mis ojos/ dulce medusa de ángeles cautivos,/ reflejo del pasado de mi mente,/ caprichosa deidad de mis suspiros./ Te busco en laberínticos delirios/ de soledad labrada en tus abismos,/ mujer de arcilla que mueres callada,/ melancólica luna de mis versos./ Mil y una estrellas coseché en tus labios,/ antes que el sol borrara tus caminos./ Hoy termina tu recuerdo en el llanto/ de mi desierto mojado en tus deseos.”

La lluvia espesa hacía difusas las imágenes, la gente corría sin rostro y los árboles lloraban la ausencia de su recuerdo.

lunes, julio 11, 2005

Suicidio.

La lluvia me ahoga el alma porque no puedo envolverme,
con tus sueños que se han ido a calmar otros sentidos,
y me cubres con el hielo de tus lágrimas que han vuelto.


Y cuando la muerte llega, reclamando tu recuerdo,
mis manos están vacías, añorando tus secretos,
rasguñando mi memoria, para encadenar tu cuerpo.


He pintado con mi sangre el martirio de tu aliento,
y grabé sobre mi carne las caricias de tus dedos,
también firmé mis heridas con la sal de cada beso.


Después mi mente se escapa con la tinta de este cuerpo,
que sólo quiere tocarte, y otra vez te escribiría,
ya que cuando escribo muero y cuando muero, estás aquí.

lunes, julio 04, 2005

miércoles, junio 22, 2005

Palabras.

Palabras escondidas dentro de tu mirada,
sanando las heridas de una lengua astillada,
que calla por tu ausencia y muere por tu alma.


Delirio de los cuerpos privados del deseo,
de los ojos ocultos tras sábanas ardientes
y labios que se buscan más allá de la muerte.


Martirio son tus besos cuando no estás presente,
y este miedo a tenerte, liberando mi mente,
mientras mi piel te habla, bajando por tu vientre.


Dolor en las miradas, que parten, que se apagan,
que encierran sentimientos de una etapa olvidada,
inciertos, asfixiantes, trémulos de esperanza.

domingo, junio 19, 2005

Miedos II.

Pensaba en ti y veía tu interior continuamente, entonces sentí temor de que mi alma quedara por completo ciega al mirarte justo a los ojos y percibirte con todos mis sentidos...

viernes, junio 17, 2005

Lengua olvidada.

Escondido en tus labios, que me envuelven despacio

descubro los enigmas de una lengua olvidada

que dio vida a tu cuerpo, creando sin palabras

contornos infinitos de ciudades aladas.



Perdido en tus abismos, busco hallar la salida

del laberinto oculto bajo tu piel ardiente

que encierra mis sentidos y juega con mi mente

saciada con recuerdos, mientras estás ausente.



Transido por tu ausencia me falta la mirada:

que inventa cada letra hablada por mi alma,

que da vida a mi mundo, cuando ríe callada,

que descubre en mis ojos una lengua olvidada.

domingo, junio 12, 2005

Cartas mudas.

Es absurdo decir la verdad cuando no estás solo, cuando amas a alguien, porque la verdad de ese instante, esa verdad puntual y limitada a un sólo momento y a un sólo contexto, dejará de ser verdad en otro lado o en otro instante, sin embargo en la mente del otro seguirá siendo una verdad durante un largo período.

jueves, junio 09, 2005

Espacio tiempo.

Rutilante espacio tiempo
impregnado de recuerdos,
sensaciones que se esfuman,
vacilantes, sólo sueños.

Mascaradas del pasado,
tan incierto cual deseo
de lo eterno, en una vida
que sólo admite destellos.

Soledad inexplicable
ocultada por momentos,
entregados un instante
al delirio de los cuerpos.

Embriaguez de pensamientos
de un futuro inexistente,
deslumbrante en la caverna
de este abismo que es la muerte.

lunes, junio 06, 2005

Melancolía.

La añoranza de momentos que carecen de presente,
pasa y vuelve inadvertida por las sendas de la mente.
Se diluye en el engaño la pasión inevitable
y se esfuma en cada paso del camino hacia lo ausente.

De la vida siendo niños nos volvemos a la muerte,
pretextando la salida a una paz inexistente.
Del amor hacia el olvido, del deseo hacia lo inerte,
de los versos a al ruina del silencio que no miente.

Extranjeros sin camino, vagabundos solamente,
inventamos existencias, ignorando lo que duele.
Melancólicos erramos, dando saltos, tan vehementes
cual frenéticos engendros de este mundo indiferente.

lunes, mayo 30, 2005

Despedida.

El silencio de tu cuerpo se ha llevado mis palabras
por los senderos ocultos que tus labios me enseñaban
las ha cubierto de niebla las ha cambiado por llagas.


La agonía de nuestros besos se ha quedado con las almas
las ha vestido de sombras en la noche de tu espalda,
mientras mis dedos se pierden al no poder encontrarlas.


La obscuridad en tus ojos hoy me ha dicho que me amabas
me ha revelado en secreto lo que tu mar me gritaba
cuando las olas bailaban con la luna inmaculada.


La amargura de este tiempo se ha mezclado con el agua
se ha vertido desde el fondo, arrastrando lo que estaba,
ha arrancado los recuerdos, ha enterrado nuestra nada.


La dulzura de tu rastro ya comienza a evaporarse
y los ecos de tu aroma atraviesan mi memoria,
se diluyen ya sin forma al final de nuestra historia.

viernes, mayo 20, 2005

Alexa y Karl.

Gotas de lluvia bajaban por su cuerpo, él caminó demasiado, dando vueltas surcando el aguacero, con cada paso sus ojos se aclaraban más, ya no la amaba, no lograría hacerlo jamás.

Era tarde, Alexa esperaba sentada en el comedor con la mirada fija en las llamas que consumían las velas.

Esperó un momento tras la puerta tratando de ocultar sus sentimientos, pensando en la mejor manera de resolver su vida, impregnando en un pañuelo la humedad del cielo y la de sus ojos. Entró empujado por el viento que heló su corazón.

- Hola cariño, no prendas la luz, espera un poco mientras enciendo las velas. Pero mírate, estás empapado, será mejor que te cambies, si no te vas a enfermar Karl. ¿Qué tal estuvo tu día?
- Disculpa por la espera, se me alargó la noche.
- No importa cielo, ven a cenar. ¡Feliz aniversario! Hoy cumplimos tres años desde nuestro primer beso. Las toallas están en el baño. ¿Quieres que te traiga una?
- No, está bien, yo voy.

Se detuvo en el baño frente al espejo observando en su rostro ese falso entusiasmo causado por el paso del frío al calor, llorando en silencio porque había alcanzado un punto sin retorno, a partir de ahí su vida sería distinta.

Se acabó tu cuerpo, tu sonrisa, tus besos, tus labios, tu lengua, tus ojos, tu inocencia, tu pasión, tu olor, tu alma, tu saliva, tus gemidos, tu sexo, tu entrega, tu sinceridad, tu apoyo, tus silencios, tus palabras, tu espalda, tus manos, tus caricias, tu cintura, tu trivialidad, tu frialdad, tu emoción, tu mal humor, mis latidos acelerados al verte, mis lágrimas, tus lágrimas, mi rostro, mis máscaras, mi alma, mi corazón, mi sonrisa, mis carcajadas, mi alegría, mi placer, mi eternidad, mi locura, nuestra vida juntos. “Basta mirar en los ojos la inmensidad de los mares,/ solitarios, dolorosos, desgarrantes de la carne.”

Hay momentos en que la verdad es absurda, fatal; mentir es la mejor manera de consolidar una relación inestable. –Tuvimos sexo, pero no significó nada para mí, ahora tampoco sé si quiero un compromiso contigo.

Podría haberte amado eternamente Alexa. No entendiste que eras todo, que eras mi vida, que en ese instante sin ti no había nada. Estaba enamorado, patético, y era amor de ese que duele, de ese que está en el fondo, de ese que es violento y que arrastra, que se lleva todo sin preguntar; y tu amor sólo eran destellos, un “te amo” escondido en mil caricias, un “te estoy amando ahora” oculto bajo la piel. Sin embargo continuamos, pasó casi un año, yo sentía que después de eso no podría darte todo, me sentía sucio, mentiroso, estaba dolido, estaba herido. Hoy ya nada importa, todo se resbala. Sólo dejé que pasara el tiempo necesario para asir tu alma, para robar tus sentimientos, lo suficiente para poder verterte en el papel antes de desecharte, antes de destruirte, antes de...

- Estás bien mi amor, ni siquiera me diste un abrazo al entrar. A veces necesito tus besos, tus caricias, que me digas que me amas. Basta, hoy no voy a llorar...

Siguió secándose, ignorándola, tratando de recuperar la dinámica de su vida, esas eternas quejas que lo fastidiaban, su papel de ser fuerte y escucharla, su máscara sonriente, su propio engaño.

- No deberías estar triste, ven, te abrazo. Hoy es un día especial, un buen momento. “Odio, mentiras, sollozos atrapados en el alma.” No llores más Alexa, estoy cansado de tus reproches. Conocí a alguien, creo que estoy comenzando a enamorarme, lo lamento mucho...

La estrechó fuertemente entre sus brazos oponiéndose a su resistencia. Ella lo empujaba pegándole en el pecho con la fuerza exacta para no soltarse, mientras sus cuerpos se humedecían por lágrimas de rabia, dolor, amor.

- ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me habías dicho nada? ¿Te acuestas con ella verdad? ¿Cómo se llama? ¿Por eso tardaste tanto en llegar, querías quitarte el olor de su sexo? Vete al diablo, infeliz. ¡Suéltame! No te atrevas a tocarme. ¡Contéstame! ¡Dime algo!
- Tranquilízate por favor. La conocí hace unos meses, en la exposición de fotografía. La he visto poco. Hemos hablado algunas veces. “Y entre el caos de la agonía, aparecen otros brazos.” Lo que sucede es que hace unos minutos me di cuenta de que no podría volver a amarte. Aquella vez que te acostaste con él, todo terminó para nosotros. No puedo volver a confiar en ti. Sólo quisiera conocer a alguien, alguien nuevo, con quien pueda empezar sin máscaras, de forma natural. Lo siento pero contigo perdí toda esa pasión del pasado. Sin embargo ahora que me miro en sus ojos, vuelvo a sentir esa emoción que estaba olvidada, lo lamento, en verdad perdóname. Sólo cuídate...

Sacó las llaves de su bolsillo y las puso junto a las velas consumidas, caminó hacia la salida, mirando a Alexa fijamente, deseando ser retenido, sin conseguirlo, mientras ella lloraba acurrucada en el sillón, sintiendo en cada paso una puñalada por la espalda. Cruzó el umbral de la puerta y dejó tras él, aquella parte de su vida.

Con la lluvia nuevamente sobre su rostro, sintió una libertad que había olvidado, y al compás del viento comenzó a escuchar los susurros de su alma, los alaridos de su eterna soledad.

“Basta mirar en los ojos la inmensidad de los mares,/ solitarios, dolorosos, desgarrantes de la carne./ Odio, mentiras, sollozos atrapados en el alma/ y besos que no se olvidan cicatrizan las palabras./ Bajo máscaras y risas la existencia sigue, avanza/ ocultando las caricias de una lengua ya callada...”

viernes, mayo 13, 2005

Casandra.

-Es increíble, no lo crees, la forma en que manejaban los colores y toda esa mezcla de mitos distintos, Homero y los trágicos...

Tu rostro también es increíble, la mezcla de tus rasgos, tu mirada, tus labios, podrían atrapar a cualquiera. “Déjame degollarte con mis besos, sedientos de rituales olvidados.” – Claro, por un lado Artemisa volando y en el otro su estatua, haciendo referencia al templo, como cuenta Heródoto, este fresco de Ifigenia es grandioso...

Tus ojos me encantan, y esa barba que parece ocultar algo es sumamente interesante, estoy segura de que me ha estado mirando desde que tropezamos al entrar empujados por la puerta. Creí que los cristales se derrumbarían tras nosotros. –Hola, soy Casandra, es raro encontrar a alguien que no piense en las calles de Polanco al escuchar esos nombres raros. chico guapo.

–Mucho gusto, hermosa mujer, a mi me llaman Karl, creo que sí, a pocos les interesan los griegos, es terrible. Me parece maravilloso encontrar a alguien que no te mire como bicho raro. Y que sea tan atractiva.

¿Vendrá solo? –¿Vienes solo?

–No, no por más tiempo, podríamos terminar de ver la exposición juntos. El fotógrafo es mi amigo, me dijo que había estado en distintas partes del mundo y que podría ver unas imágenes que me encantarían, como tú, “Ofrecería tu sangre en sacrificio, implorando librarme de tu hechizo” tenía razón. ¿Y tú cómo llegaste aquí?

–Un amigo arquitecto me habló de las fotos, no me pude resistir. Tampoco pude evitar hablarte.

Al terminar la exposición fueron a escuchar jazz en un bar escondido, con el pretexto de discutir sobre las fotos, ambos pidieron vino tinto rechazando la carta y hablaron durante horas desnudándose lentamente sin exponer la atracción que sentían. Él ansiaba que el elixir dionisiaco surtiera su efecto enloquecedor pero le faltó tiempo, Alexa lo esperaba aquella noche.

-Discúlpame, debo irme, tengo un compromiso, maldición en verdad me encantas. ¿Te vas también?

-Sí, por supuesto. ¿Lo invito a mi casa? Pero tiene un compromiso, será otro día.

Después de intercambiar algunas miradas se despidieron con un beso tímido en la mejilla y un torpe abrazo.

-Seguro nos volveremos a ver.

–Sí, claro. Pero, tu teléfono, o tu correo.

–Que estés bien Casandra. Olvidé pedirle su teléfono, demonios, bueno, si tiene que pasar algo, sucederá a pesar de todo. “Perdido entre los mares de mi ruina, / buscando descifrar tus pensamientos.”

Caminó lo más rápido que pudo, con una absurda sonrisa de satisfacción dibujada en el semblante, mirando fijamente la luna, evitando voltear, por miedo a quedar petrificado. Cada pisada era un verso que lo ligaba más a ella.

“Déjame degollarte con mis besos,/ sedientos de rituales olvidados,/ ocultos por los brazos del silencio,/ causado por recuerdos de otros años...”

Debí pedirle su teléfono, ni siquiera volteó a verme mientras caminaba, tal vez no le gusté. ¿Tendrá novia? ¿Casado? No, ¡Claro que le gusté! Se veía en su mirada, no tenía anillo. ¿Por qué no me beso? Estúpido, tímido. Tal vez sólo quería hablar, desahogarse, escuchar, pero para qué acariciar mi rostro antes del abrazo de despedida, sentí su corazón latir junto al mío, exactamente al mismo ritmo, y esa sensación de seguridad, de estar protegida, quizás él tenga razón al decir que todos nos usamos, que vamos por el mundo tratando de reconocernos dentro de los demás, buscando en las personas algo que sentimos que algún día nos perteneció y que hemos perdido, algo que ayude a encontrarnos a nosotros mismos y una vez que lo hallamos o cuando tenemos la certeza de que no lo hallaremos, entonces cambiamos, desechamos a los demás. ¿Me habrá desechado ahora? Yo aún podría encontrar más cosas en él, en su mirada. Mmm, otra vez esta sensación en el estómago, y si no nos encontramos nuevamente. Estoy segura de haberlo visto antes, tal vez, en un sueño. ¿Qué haces aquí parada Casandra? No, no regresará, sería genial que volviera con algún pretexto absurdo, entonces sí lo besaría, es tarde, mejor me voy.

Ella caminó sobre la calle dorada, sonriendo a cada paso, tratando de memorizar todos los gestos de Karl, feliz porque hacía tiempo que no lograba exponerse de esa forma tan natural y asombrada por el exquisito crujir de las hojas, que acababa de descubrir aquella noche, bajo sus pies.

sábado, mayo 07, 2005

Karl.

Sólo la luz de la ciudad atraviesa el umbral de la ventana. Aquella opresión en el pecho era insoportable, sentía que alguien trataba de arrancar la vida de su corazón, se deslizó suavemente debajo de ella para no despertarla y se sentó en la orilla de la cama buscando la luna, casi imperceptible.

–Me gusta tu silencio, a veces tantas palabras vacías son insoportables, no me sirven, interrumpen mis pensamientos, en ocasiones preferiría estar solo y más cuando empiezo a necesitarte, tu presencia me asfixia. “Me asfixia tu recuerdo porque no estás conmigo,/ y tus sombras ocultas viajan por otras manos,/ y la llama en tu boca no me abrasa los labios,/ y tus dedos tiranos no recorren mis pasos.”

-¿Qué dices? Abrázame dulzura.

Balbuceó ante los sonidos perdidos en la penumbra.

–Nada Alexa, sigue durmiendo, sólo estoy pensando en voz alta.
–Algún día me gustaría saber lo que piensas cielo.

Nuevamente se deslizó debajo de sus sueños y se aferró a ella, como si esa noche fuera la última a su lado.

Lágrimas calientes mojaban sus mejillas, no soportaría perderla, aunque no pudiera amarla. Habría sido mejor decirlo todo, terminar con aquellos sentimientos que roían su alma dejándolo cada vez más solo, aunque con ella.

En realidad creí que podría perdonarte. Pensaba mientras acariciaba su espalda desnuda. “Pero mis labios presos de tu cuerpo, sucumbieron al paso de los tiempos”.

A veces se justificaba con el pretexto de que ella le había devuelto la inspiración y los versos tanto tiempo callados, otras veces, cuando miraba en su rostro reflejado aquella cara tan inexpresiva, con la mirada cada día más vacía, la culpaba a ella.

Ella tenía algo extraño que evocaba inexplicablemente en su memoria escenas llenas de tristeza y dramatismo.

Me recuerdas a la mar, tu mirada es tan melancólica que podría enloquecer a cualquiera, incluso a mí. Aún recuerdo que reíste la primera vez que te lo dije, debiste pensar que era un demente, pero era la única forma en que podía llamar tu atención.

Después nuestro primer beso y el inevitable sexo. Un poema logró tocarte y entonces supe que ya me pertenecías; siempre funcionó, varios versos en el contexto correcto y los labios se abrían por completo.

Necesitaba escribir, después de que dejó de confiar en Alexa, ya no podía hablar con nadie, no podía meterse en sus vidas, ni hurgar en sus pensamientos para reconocerse en los demás; las palabras que derramaba en el papel, eran la única forma que tenía para exponer su interior, la necesitaba. En ocasiones los versos eran como presagios, se adelantaban a su vida, la iban creando, dándole significado; y los silencios sólo eran lapsos de tiempo suspendido, períodos sin sentimientos, una espesa niebla cerebral desesperante.

Secó la humedad de sus mejillas, tratando de no moverse demasiado para no despertarla, y comenzó a urdir palabras en la obscuridad, transportado por aquel momento.“Quise secar mi llanto escondiendo/ la hiel de tus palabras con mis besos,/ pero mis labios presos de tu cuerpo/ sucumbieron al paso de los tiempos...”

miércoles, mayo 04, 2005

Silencios.

Como el mar llama a la luna,
añorando sus secretos,
y la busca por las noches
escuchando al firmamento
mientras ella lo ilumina
y lo baña con sus besos.

Como niebla que se escurre
entre árboles inquietos
envolviendo entre sus brazos
los rincones ya sin miedos
y penetra por los poros
diluyéndose en el tiempo.

Con la ausencia de palabras
que se pierden en tu cuerpo
dibujando entre murmullos
los contornos del momento.
Así digo que te amo
cuando ignoras mis silencios.

domingo, mayo 01, 2005

Alexa.

Ella caminaba sobre las hojas secas, le gustaba pisarlas y escuchar los lamentos bajo sus pies, pensaba que el alma al abandonar el cuerpo emitía un sonido similar, huesos crujiendo agonizando lentamente. Las noches así eran sus preferidas, tanta vida descomponiéndose la llenaba de una perversa alegría.

-¿Por qué no entras ya? Está haciendo frío y tú andas destapada, te vas a enfermar Alejandra.
–Sí mami, allá voy.

Corrió en círculos varias veces para sentir aquellas voces que nadie más podía oír y entró en su casa empujada por el aire que azotó la puerta tras ella.

Abrió los ojos sobresaltada, no podía entender por qué ese sueño la aterraba tanto, a veces al cerrarse la puerta escuchaba que algo tras ella estallaba y sentía como si una daga atravesara su espalda y después su corazón, aquella punzada la despertaba, demasiado agitada, con cierto sabor a sangre en la boca que la excitaba, cuando Karl estaba a su lado comenzaba a besarlo y le hacía el amor antes de que la sensación a muerte se esfumara de sus labios, disfrutaba sentir que tenía el mando y más aún cuando su semblante, casi siempre tranquilo, lucía desconcertado.

No podía dormir, sus sentidos estaban exaltados.

–No cierres los ojos, mi amor, me gusta mirarme dentro de ti, sólo espera un poco, volví a soñar con la puerta, debo haber tenido como once años, estaba en el jardín matando hojas, después corría hacia dentro de mi casa y la puerta se quebraba detrás de mi, creo que significa que alguna etapa de mi vida concluirá pronto, quizá...

Sintió un beso húmedo en la boca, era la forma en que él le pedía que se callara y lo dejara descansar.

Antes solían hablar toda la noche, trató de recordar cuando habían dejado de hacerlo y no pudo precisarlo, poco a poco él había empezado a apartarse, a encerrarse en sus pensamientos y ella había comenzado a enamorarse. Tal vez él tenía algo de razón cuando le decía que en una relación siempre hay alguien que quiere más que el otro, y que van girando en una especie de rueda de la fortuna, siempre en lugares opuestos.

Cuando estás hasta arriba amas, sientes nervios, preocupación, una opresión en el estómago, inseguridad; abajo todo es tranquilidad, una sensación de que pronto todo terminará.

Le gustaba pensar que algún día ella sería amada y no tendría que preocuparse por amar. Él decía que la vida podía resumirse como el juego de los opuestos, que si en algún momento los dos llegaran a estar en el mismo punto, los sentimientos alcanzarían un grado tan sublime o tan nefasto que sería imposible vivir.

–Quizá sólo lo sublime sea amar, me gustaría sentirlo alguna vez, cariño.

Le susurró al oído y se recostó sobre su pecho para tratar de encontrar algún mensaje oculto en los latidos de su corazón...

sábado, abril 30, 2005

Sentidos muertos.

Sangrando están mis ojos debajo de estos dedos,
huyendo del fantasma encerrado en tus besos,
para evitar mirarte, en las sombras del tiempo.

Estallan mis oídos gimiendo por tu aliento,
no quieren escucharte evocando el silencio
de los deseos salados que se van con el viento.

Mi nariz destrozada busca evadir tu cuerpo,
y tu esencia sagrada, aún así es transpirada
por mis labios amantes de tu aroma asfixiante.

Con la piel desgarrada para no más tocarte,
desprendí la locura de mi tacto insaciable,
añorando olvidarte sin dejar de soñarte.

Paladeando una bala, atravesé mi orgullo,
y mi mente plasmada con los recuerdos tuyos,
se escurre con el alma embarrada en tus muros.

jueves, abril 28, 2005

Soliloquios.

"Te dan muerte, destrozan, corren tras de ti profiriendo maldiciones. ¿Qué importancia tiene esto, si tu pensamiento continúa claro, elocuente, sensato, justo? Como si alguna persona pasara al lado de una fuente limpia y dulce, y con envidia la insultara; eso no provoca que el agua deje de ser potable. A pesar de que se arroje suciedad, estiércol, el fluir del agua muy pronto lo dispersará, se librará de ellos y no podrá quedar manchada."
Marco Aurelio. Libro VIII.

Espera.

Atado a los senderos de tu cuerpo
escucho el caminar de tu pasado,
oculto tras los pliegues del silencio,
marcado por el sueño de otros brazos.


Lidiando con tu ausencia y tus secretos
descubro en tus recuerdos el anhelo
de mi locura, que arde en cada beso,
y del calor hallado entre tus labios.


Extraño los momentos sin barreras
cuando entro en tu mirada desbordada
buscando las preguntas sin respuestas
vertidas con mis manos por tu espalda.


Tatuando en mi cerebro cada espacio
de tu piel impregnada con mi aliento,
espero que regresen las caricias
que dan vida a mi alma en la agonía.

lunes, abril 25, 2005

Amor(es) olvidados.

- Cuéntame. ¿Qué has hecho? ¿Tienes novia? ¿Estás casado?

- No, hace tiempo terminamos, ella fue mi relación más estable casi tres años. Eso de las bodas me parece admirable. Se necesita valor o insensatez. Aún no entiendo como hacer para ceder parte de mi, sabiendo que en cualquier momento todo puede terminar y entonces es necesario recoger todos los trozos de vida que han quedado pisoteados en el camino. ¿Cuánto llevan ustedes?

- Dos años y medio; creo que hay que saber jugar, a veces ceder un poco y otras veces ignorar lo que pueda doler, hacer las cosas por amor.

- ¿Amor? Si claro. El amor es violento no puede ser de otra forma, tiene que hacer cambiar las cosas, pasa sobre las ideologías, mueve los sentimientos, provoca un caos que es necesario arreglar junto con la persona elegida. El amor embriaga, enardece los sentidos, agudiza la percepción, inventa palabras, crea nuevas lenguas, da vida a una concepción del mundo distinta que sólo puede ser compartida por dos. Los prejuicios sociales simplemente son formas de emascular al amor, porque éste no es solo la ternura que aquellos profesan, también abarca la pasión, la crueldad y la muerte, porque al amar morimos y volvemos a nacer, porque al amar matamos y damos vida, he ahí la resurrección de la carne y la eternidad. El amor encierra el juego con la muerte, son uno, nacen y desaparecen juntos. El amor destruye con tal de llegar al fondo de cada individuo, busca sacar la esencia a flote para darla a conocer, pero a veces ésta no soporta el trayecto y desciende agotada y se arraiga más al fondo, es por ello que la violencia es necesaria. El amor nos hace ser lo que jamás pensamos ser y que sin embargo somos. El amor es poema y anatema, lo deseamos pero a la vez le tememos porque es tal su efecto enloquecedor que provoca que estallemos, nos abre y nos avienta hacia todos lados, nos transfigura y nos emite alrededor...

- ¿Estás bien? Te quedaste como ido.

-Sí, bien, simplemente me perdí en tus labios y tus ojos...

Ambos se miraron apenados, sabiéndose cómplices de algo que no podía pasar, mirando a su alrededor para asegurarse de que esas palabras sólo les pertenecían a ellos. Intercambiaron algunas caricias con los ojos y continuaron con sus respectivas actuaciones. Los novios se acercaron y ya no hubo tiempo para que el redescubrimiento siguiera tomando forma.

Música elevada, palabras vacías, sonrisas falsas. Apesta a fiesta. Será mejor desaparecer. Imposible que aún muevas tantas cosas... “Caminos coloniales mis recuerdos,/ si me pierdo en tu imagen consumido/ y ahora mis delirios son anhelos/ de este miedo a dejarte en el olvido...”

sábado, abril 23, 2005

Añoranza.

Cuando los ángeles caen, el cielo se derrumba
con mis sueños, y solo imagino tu sonrisa,
que opaca el espacio, que hiere al silencio,
la luna se esconde detrás de tus ojos,
y el suelo se mece si escucha tu nombre.


Cuando los ángeles caen, los mares se desbordan
por mis venas, y tu imagen arde en mis pupilas,
y la tierra tiembla, y tu rostro brilla,
tu cuerpo es un grito que invade la noche
y se desvanece bajo nuestros roces.


Cuando los ángeles caen, los mundos se confunden
en un beso, porque pensar en dos no es posible,
si tu piel ha muerto, y mi sangre vive,
te asaltan mis dedos robando tu aliento,
y gimes despacio cayendo en el tiempo.

Despacio, despacio...

miércoles, abril 20, 2005

Ciclos.

Caminos coloniales mis recuerdos,
si me pierdo en tu imagen consumido
y ahora mis delirios son anhelos
de este miedo a dejarte en el olvido.

Senderos que dan vuelta por tu cuerpo,
hipnótico reflejo del suplicio,
de tus labios prensados por los nervios,
de la mutua atracción que yo imagino.

Cuando tu espalda ceda ante mis besos,
no dejaré que escapes nuevamente,
asido de tu nombre y de tu vientre,
llegaré a descifrar tus laberintos.

Escúrrete en mis dedos lentamente
e ignora el caminar de tus sentidos.
Si nuestro tiempo existe en el presente
tendrán que coincidir nuestros destinos.

domingo, abril 17, 2005

Verónica.

Las decisiones de fondo son inmediatas, pensar estorba, sólo es necesario actuar, aventarse al vacío; las decisiones de forma son absurdamente lentas, tediosas, el detalle más insignificante es más valioso que la propia vida.

Nacer, casarse y morir son decisiones de fondo, todo lo que las recubre es simple forma...

Aquí estoy, nuevamente embelesado en el reflejo de sus ojos, ocho años después, ante este hipnótico delirio de su labio inferior entre los dientes, inmerso en esta ilógica idea de una mutua atracción reprimida, transportado a los caminos coloniales de su cuerpo. “Caminos coloniales, mis recuerdos,/ si me pierdo en tu imagen sin sentido.”

Aquí sigo, con la creciente sensación en el estómago dejada por su ausencia, con la melancolía de los ciclos jamás cerrados y la ferviente fe en el destino. Una boda donde mi presencia no es requerida.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? Te presento a mi esposo. ¿Hace cuánto no nos vemos?

Karl la besa y la abraza tratando de retener su aroma, intentando esconder sus sentimientos arraigados, deseando que el tiempo se haga eterno mientras su espalda desnuda al fin se le escurre entre los dedos. En ese momento todo se aclara. ¡Ella es lo más cercano a ella misma!

La verdadera victoria, una extraña y enigmática mezcla de palabras: latín y griego, vero Niké, simplemente tú, el blanco de mis pasiones escondidas.

Sentado frente a ella, haciendo lo posible por disimular sus impulsos, escuchando con una sonrisa fingida una plática nefasta sobre las incomprensibles cosas del matrimonio, Karl saca de su cartera una antigua fotografía de Alexa y la compara con el rostro de Verónica.

¡Por supuesto! Podrían pasar por gemelas. En realidad el parecido es increíble. Tal vez pensaba en ti, cuando estaba con ella, o en ella mientras imaginaba amarte. Ahora Shakespeare me diría que la vida es como un juego de azar, el destino revuelve las cartas pero yo tengo que jugar. Mal momento, no voy. Esperaré la siguiente mano aquí sentado junto a mi patética sensatez. “Y ahora mis delirios son anhelos,/ de este miedo a no tenerte dentro.”

viernes, abril 15, 2005

Amores pasados.

Transido, con el alma despojada del cuerpo, observé como aquella diosa, la de níveos brazos, se desvanecía en el horizonte ante la impotencia de mis palabras, porque la cólera me impidió pensar, y los sentimientos asfixiantes pasmaron las empresas de mis miembros.
Como un cordero que es acechado por el león, y viéndose atrapado y sin escapatoria, trata de huir pasando al lado de su depredador, y éste sólo tiene que hacer un breve movimiento, casi un gesto, para despojar a aquel de su vida, así pasó ella por última vez a mi lado, arrastrando con su aroma todos mis sueños y mi aliento.

El martirio comenzó cuando nuestros hados se encontraron una negra noche llena de presagios funestos, mientras el cielo se desbordaba en una ráfaga de sombras, ella apareció para impregnarse en mi mente, sus ojos soportaron mi mirada fija, cual escudo que recibe la lanza certera y no es traspasado y arroja al objeto punzante a un costado, así ella aguantó mi embestida, y la voluntad inquebrantable se postró ante la belleza.

Me agradó, como pudo haberme gustado un toro asado, un buen vino o un sacrificio hecho en mi honor; era interesante, llamativa, casi una diosa en aquel lugar, pero nada capaz de enloquecerme; y así como atrajo mi atención, de esa misma forma la fui haciendo mía hasta que llegó a pertenecerme por completo.

Han pasado casi diez años desde que observé como abandonaba mi lecho, seducida por el yugo del deseo, y aún ignoro por qué no he dejado que sucumba su recuerdo, cual arroyo iracundo que con su paso constante crea senderos sobre la tierra, así mi obsesión fue creciendo hasta ocupar todas mis venas, ahora no puedo evocar su rostro y sé que su piel recorre otras manos, pero el ultraje hecho a mi orgullo no pasará sin ser vengado, aunque su misma sangre tenga que servir como ofrenda para saciar al dios que ha despertado.

Cada noche busco su cuerpo, y siempre que lo hago debo conformarme con una carne mortal, ninguna mujer ha podido igualar la mezcla de ternura y pasión inherente a sus espasmos. Casi diez años y parece que sus murallas se fortalecen con cada día que transcurre, como si la distancia de su aroma acrecentara mi pasión, porque mis pensamientos han tenido que idealizar su imagen para continuar en la batalla, y he puesto virtudes en donde había defectos y he llenado con recuerdos ficticios todos los lugares del pasado que se hallaban vacíos.

Empezó a charlar con él, pero aquel individuo afeminado no representaba ninguna clase de competencia para mí, aunque después aquel ser repulsivo se convirtió en una plaga que destruía todos los momentos propicios en los cuales pude haber tomado la posesión de su boca, al principio ella me prefirió a mí, así que nuestro estorbo no podía hacer otra cosa más que alejarse y tragarse la cólera engendrada por mi presencia, como cuando dos guerreros entran en la liza, y el vencido al verse despojado de sus armas y de su valor tiene que huir cubierto de oprobio y vergüenza, así se fue él, dando paso a mi primer ataque, a la lucha más certera que sostuve frente a tal fortaleza.

Éramos muy similares, cual dioses inmortales en un mundo banal, y eso comenzó a inquietarme; tan parecidos que alguna vez ella exclamó: “los dioses los crean y ellos se juntan...” Sin embargo olvidó decir que también los dioses se divierten frente a la ceguera del deseo amoroso, porque el sentimiento pasmante de atracción es como arena arrojada a los ojos, la cual nos impide ver más allá del ardor y del dolor, y en esos momentos cualquier intento de razonamiento es nulo, porque lo que se siente no puede discutirse, y ante la falta de discusión me convertí en un asidero de su imagen y no quise sacarla de mi mente.

Los días se escurrían junto con mi espíritu, cual espada afilada que atraviesa viejas heridas y hace que la negra sangre abandone el cuerpo arrastrando con ella el aliento vital, de la misma forma cada segundo pasado en su ausencia mellaba mi existencia. Cada mañana se convirtió en una lucha constante por tomar un lugar estratégico a su lado, cada cual tenía una táctica distinta y la mía consistía en escarbar a su alrededor para intentar pasar por debajo de sus muros; quizá la técnica era demasiado innovadora para ese momento, pero existieron ocasiones en las cuales obtuve magníficos resultados, sin embargo cada vez que perdía rasgaba mi cráneo y mi rostro, como si con ello arrancara el recuerdo de la derrota.

El mundo entero comenzó a girar en torno a ella, y me dejé envolver, como un niño que llora y es acogido en los brazos de su madre y siente que no existe nada más fuera de su refugio, tal era mi embelesamiento ante su presencia, porque yo le di el lugar que ocupaba, ella fue mi creación más perfecta, ambos cual semidioses nos movíamos en un mismo plano, sin embargo nunca pude encontrar el ardid adecuado para apoderarme de su esencia divina, y me consumía a la espera del instante exacto en el cual pudiera atacar y ganar la guerra, pero ese momento se prolongó casi una eternidad.

Lentamente como el vaivén del mar mis acciones se convirtieron en esclavas suyas, bastaba una palabra, un gesto, una breve insinuación para que mi odio se desbordara o para que la emoción excelsa me elevara por los cielos, ella levantaba un dedo y yo sentía que una lanza atravesaba mi espalda y salía llevándose mis entrañas, rozaba mi piel y el contacto de nuestros cuerpos era inevitable, y mis sentidos exploraban su geografía, y mi mente alucinaba, y mi corazón estallaba de placer.

Tuvieron que transcurrir algunos fríos y largos inviernos antes de un encuentro repentino bajo los arcos de piedra que me mantenían fuera de sus secretos; a primera vista no pudimos reconocernos, el vello cubría mi rostro y el cabello enmarañado disfrazaba mi existencia, además su aspecto se había adaptado a las costumbres de un lugar desconocido y su belleza se hallaba cubierta por las sombras del tiempo, sin embargo el brillo en sus ojos continuaba ahí, fue ese esplendor quien avivó mi deseo, y el orgullo y la vanidad emergieron nuevamente.

Recuerdos, sólo imágenes sin cuerpo, vagas figuras dando vueltas en la mente mientras observo su espalda desnuda y mis dedos moldean su cintura. Han pasado diez años y ahora que el sitio ha terminado y su piel ha sido mía, sé que no volveré a verla, porque prefiero llenar mis manos con su ausencia y mi mente con la diosa que yo inventé...

miércoles, abril 13, 2005

Horizontes.

La sombra de tus besos ha partido
roída por un llanto sin sentido
que escapa en los momentos inauditos
en que mi alma se vuelca en tus gemidos.

No mientas mientras me amas, simplemente
escucha el recorrido de mis versos,
sobre tu piel al borde del desgarre,
en palabras ocultas por el miedo.

Cuando el destino juegue a nuestras vidas,
la suerte será echada sin auriga
y perdidos iremos mendigando,
buscando reencontrarnos aún cautivos.

Tal vez tus labios vuelvan con el viento
y mis tormentas ya se encuentren lejos,
si no es así yo seguiré esperando
dentro del mar varado en el olvido.

viernes, abril 08, 2005

Deja vu inverso.

Ella desapareció, todo lo que pude ver fue
su cerebro embarrado a lo largo del pavimento,
como si ahí estuvieran todos nuestros recuerdos...

¿Sueño u olvido de un recuerdo que vendrá?

Alea iacta est.

domingo, abril 03, 2005

Quimera.

¿Acaso es la vida un profundo sueño
y dejar de soñar solo, es despertar,
abrir los sentidos más allá del miedo,
pensar que los actos se escurren sin dueño?

¿Morir esperando el amor sincero,
viajar con un beso que huye en silencio,
entregar el alma a un ser invisible,
perderse en un cuerpo que abre sus secretos?

¿Ser parte de un mundo que asfixia su cuello
mientras pisotea a los que van sufriendo,
seguir la cordura de los insensatos
y amar la verdad de unos cuantos sabios?

Delirio, es la vida, de un loco que muere
atado a su celda creyéndose fuerte,
mirando el reflejo de una piel marchita
que vive la muerte de no estar presente.

sábado, abril 02, 2005

viernes, abril 01, 2005

Epitafio.

Aquí yacen los despojos de este loco, aficionado a la muerte y al amor, que cruzó este mundo devorando ideas, escupiendo sueños y añorando vida; exiliado de la nauseabunda sociedad, murió una noche lluviosa a causa de una sobredosis de realidad.

lunes, marzo 28, 2005

Ofrenda.

Déjame degollarte con mis besos,
sedientos de rituales olvidados,
ocultos por los brazos del silencio,
causado por recuerdos de otros años.

Ofrecería tu sangre en sacrificio
a las almas caídas por tus manos,
implorando librarme del martirio
que me tiene varado entre tus labios.

En la arena las sombras se dibujan
ante el altar, sólo una desdichada;
mientras mis dedos ruegan por tu cuerpo
y la daga se prende de tu aliento.

Tus ojos escapando de la vida,
encierran mi delirio y enloquezco,
perdido entre los mares de mi ruina,
buscando descifrar tus pensamientos.

sábado, marzo 26, 2005

jueves, marzo 24, 2005

Mascaradas.

Tal vez la soledad nos ha alcanzado,
en medio de no habernos conocido
y ha extendido la noche de tus labios
antes de continuar con el olvido.

Extraños que coinciden en el tiempo
incierto, va dejándonos cautivos
de cuerpos que se entregan cual destellos
que surgen de lugares infinitos.

Urdimbre de dolor y de pasiones,
de ansiedades, miedos, decepciones,
destino inmerso en símbolos que atrapan
el devenir de rostros, mascaradas.

Adictos al eclipse de las vidas
usamos de los otros, simplemente,
recuerdos, las caricias, las mentiras,
la eternidad de un beso que está ausente.

viernes, marzo 11, 2005

Naturaleza muerta.

Naturaleza muerta en los sentidos

hambrientos de pasiones momentáneas,

que sacian hoy la falta de motivos

para entregar el alma desdichada.


Más allá de los labios la esperanza

de congelar el ansia de tu cuerpo,

ciudad de mis delirios infundados,

laberinto de sombras, tus secretos.


Miénteme con tus calles y senderos,

encubre mi dolor con tus lamentos

y desliza en mi espalda una caricia

que evoque el llanto de tu piel marchita.


Mujer de mis recuerdos engendrada,

navegas por los mares de mi mente,

oculta vas detrás de una sonrisa

desecho de una sociedad ausente.

lunes, marzo 07, 2005

Manual del bien morir.

Inapasionable, salió expulsado del cuarto de hotel después de haber ocupado un cuerpo más. Con el aspecto putrefacto de un muerto, caminó a lo largo del pasillo dejando su fugaz alegría embarrada en sus pisadas. Bajó los doce escalones que separaban su placer de las sábanas y en cada uno pidió una deseo que nunca se cumpliría. Vio al conserje en la semioscuridad, aplastado sobre sus obesas carnes las cuales cada instante se desbordaban más a lo ancho de la silla.

- ¿Cómo vas? Encárgate de limpiar mi cuarto, ya sabes lo que tienes que hacer.

- ¡Claro que sí señor! Le recuerdo que este último mes su cuenta se ha incrementado...

- Está bien, no te preocupes por el dinero.

Gordo inútil, con tal de que las moscas no tengan un festín. Llueve, al menos no tendré que bañarme para quitar el sabor amargo del sexo y el olor agrio que su sudor dejó impregnado en todos mis poros.

En el cuarto, el gordo apestoso ponía en una sábana blanca todos los despojos que encontraba.

- ¡Maldito loco, carnicero! Esta vez casi no dejó nada para poder disfrutar.

Se quitó la ropa frente al espejo descubriendo lentamente toda la grasa que formaba parte de él y la palpó al ritmo que su cadera le dictaba, se recostó junto al cuerpo que había sido poseído hacía un momento y cubrió con sus pellejos el calor que empezaba a dispersarse por toda la habitación.

Después de dar unos pasos al través de la neblina, sintió asco de haber estado en un lugar que día a día había sido invadido por alguien desconocido, y experimentó nauseas al pensar que la sebosa carne de su cómplice estaba tratando de extraer un poco de vida a la mujer aquella, que había muerto hacía mucho tiempo.

“¡Que los débiles y los fracasados perezcan!, primer principio de nuestro amor a los hombres. Y que se les ayude a bien morir”.

Recordó la frase extraída de una de sus lecturas favoritas y la rumió por un momento antes de vomitar los fluidos que había bebido de su compañera de habitación. Lentamente, con el andar de quien ha vivido todo, caminó hacia la farmacia en busca de alcohol para desinfectar su piel marchita, compró también una navaja de afeitar para quitarse la apariencia de los años y regresó al hotel con la convicción de que esa sería su última noche; la última noche de comer alimentos enlatados, la última noche de estar acompañado y solo, la última noche de mentir sobre su identidad, la última noche de usar el disfraz que la piel le proporcionaba, la última noche, la ultima noche...

De vuelta en el hotel barato, tomó la escopeta que el gordo usaba para espantar a los ladrones y subió a su cuarto con la sonrisa estampada en el rostro que tiene todo aquel que se ha libertado de sus cadenas.

Entró sigiloso y decoró la cabecera con los sesos inservibles de un hombre grasoso, que había abandonado la vida después de sentir como su corazón estallaba en un violento orgasmo.

Tomó el rastrillo y se despojó de todo rastro de vello arraigado en su semblante, como si con ello volviera a nacer, vertió el alcohol sobre su cuerpo y se sentó a contemplar la imagen de dos ángeles muertos, manchados por el pecado de sus pieles.

Con el poco filo de aquel artefacto que no sabe fallar, absolvió a los cuerpos paganos, arrancando con pasión la envoltura en la cual sus almas descansaban. Cortó el sexo del gordo y lo introdujo en la boca de su amante antes de poseerla por última vez, ya que no pudo resistir la tentación.

Recitó las oraciones que su madre le cantaba al oído para que durmiera en paz, y se sacudió el pasado de la mente con la escopeta que lo acusaba de pecador.

viernes, febrero 25, 2005

Redes humanas.

¿Acaso sólo nos usamos para leernos, para escribirnos, para odiarnos, para amarnos?

Eterna soledad.

Basta mirar en los ojos la inmensidad de los mares,

solitarios, dolorosos, desgarrantes de la carne.

Odio, mentiras, sollozos atrapados en el alma

y besos que no se olvidan cicatrizan las palabras.

Bajo máscaras y risas la existencia sigue, avanza

ocultando las caricias de una lengua ya callada.

Y entre el caos de la agonía, aparecen otros brazos

un recuerdo sin pasado va colmando los espacios.

Ya las manos se deslizan más allá de los espasmos,

ya los labios van sin prisa, desbordándose, gritando.

Así los cuerpos se vuelven dependientes del contacto

y las lenguas más adictas a los momentos salados.

Al final quedamos solos, sin saciarnos, agotados,

satisfechos ante un vago sentimiento de encontrarnos.