viernes, marzo 17, 2006

De profundis

Me estuve llenando de ti despacio,
comiéndome en secreto cada día un gesto diferente,
metiéndome sigiloso en tus recuerdos,
ahora somos parte de nosotros.

Me aventé sin garantías,
creo que tropecé y lo peor apenas comienza,
tengo tristeza en la mano derecha y en la frente.

No quiero despertar, no apagues la luz.
Este sueño es lo más auténtico que he tenido en mucho tiempo,
te prefiero a ti,
sé que quiero conocerme a través de ti,
sé que me conoceré a través de ti...

Ahora me piensas
y mientras más quieres convencerte de que no existo,
más te das cuenta de que estoy presente.

Esto es demasiado fuerte,
intenso,
y sólo la muerte merece tal nombre,
cada momento de esta noche interminable muero un poco,
cuando llegue el final no habrá vuelta atrás,
sólo la hiel de la indiferencia y un habernos perdido para siempre,
esto es tan absurdo,
mis auténticas ganas de ti
y no la farsa de ese amor que profesas.

Te doy cierto tiempo,
no sé cuánto,
luego me iré sin haberte hallado.

No debí permitirme sentir tanto,
después de haber logrado cerrar mis sentimientos,
¿Dónde consigo el equilibrio y la paz?
No quiero ignorarte en mi memoria.

El problema de no dormir
es que la realidad se recorre,
Delirium tremens...

Te regalo mis silencios
y mi no presencia sin sabor,
tengo miedo en la mano izquierda y en los labios.

Rompiste el ritmo de mis palabras
en estas líneas que jamás te escribiré.
No quiero despertar, no me dejes caer.

Lo terrible del olvido es que el tiempo duele,
es que tu olor duele,
es que tus caricias duelen,
es que tu renuncia duele...
¿De dónde viene tanto dolor unidireccional?
Tengo melancolía en la mejilla izquierda y en los ojos.

Sólo cuídate de mis sombras en la espalda,
de oír mi voz rodeada por tu ausencia,
de que mis dedos se pierdan en tus sueños,
de despertar pensando en mi mirada...

martes, marzo 14, 2006

Ainós.

Llevo en la lengua el precio del destino,
fría moneda del último suspiro,
te sigo tras melódicos sonidos,
cuando mi barca se pierde en tus abismos.

Dentro de tus infiernos no hay salida,
melancólica bruma que hipnotiza,
de mi alma Tártaro enloquecida,
elixir de la muerte que es la vida.

Mendigo, por tus ojos en los míos,
por ver tu espalda ceder a mis hechizos,
quisiera descifrar tus laberintos,
mientras me muero llevado por tus ríos.

Si vas detrás de mi y no te percibo,
recuerda no llamarme en tus silencios,
no sea que me vuelva por tus besos,
poseedor de una sombra enardecido.

Nacemos por encima de la muerte,
morimos por debajo de la vida,
me tienes sin tratar de detenerme,
perdido sobre el rastro de tus días.

miércoles, marzo 08, 2006

Miedos IV

Al parecer pasamos la mayor parte de nuestras vidas abriendo círculos y brechas que intentaremos cerrar mientras dure el viaje de los sentidos.

viernes, marzo 03, 2006

Ítaca.

Tras tu espalda sólo arden las cenizas
de mil ciudades dejadas por mi marcha,
logré asaltar las ruinas invencibles,
más de tus muros escapo antes de hundirme.

Quizá pude olvidar por un momento
el extraño vaivén de tus recuerdos,
pero el vagar de nuevo en tus lamentos,
quebró mi mente, varada por tus besos.

Semanas ha, que sueño tus caricias,
digo tu nombre sin saber porque río,
necesito la espuma de tus días,
no soporto bogar sin tus suspiros.

Circe de mis insomnios y pasiones,
aún navego en la Estigia de tus flores,
cegado por el brillo de tus ojos,
busco augurios que calmen mis temores.