miércoles, mayo 09, 2007

Madrugada

Un cuerpo más,
espalda aferrada,
estrellas,
constelaciones en tu piel.

Dentro, fuera,
satín rojo en las mentiras de tu sexo,
palabras limitadas,
acciones sin momentos,
estabilidad.

Quién huye ahora,
quién sin sentido,
para que volar
si la niebla mental abre
las puertas del infierno.

Subir, bajar,
reír, llorar;
dónde el loto, olvido del retorno,
en los gemidos, en los lamentos,
en el rechazo, entre tus labios.

Mejor nada,
no la culpa de las heridas,
no la esperanza de los miedos.

Prefiero los silencios,
yerba amarga,
ojos desbordados,
muerte del mar.

Para qué seguir,
dónde despertar,
final,
húmedo de nostalgia...