martes, febrero 12, 2008

Colores

Que la luna no es azul, ya lo sabían los melancólicos románticos y los poetas malditos; no por ello dejaron de soñar. Los sueños siempre fueron de cristal cortado, tan volátiles como los suspiros en el fondo del mar.

Mientras los seres vivos no se sofisticaron, las decisiones fueron sencillas, simplemente acercarse a la comida y alejarse del peligro, sin palabras para mentir ni silencios para navegar; existía el presente con el eterno movimiento de la búsqueda.

Tal vez del cansancio surgieron los recuerdos y los nombres; con ello la ausencia y el anhelo de paraísos artificiales; la necesidad de refugio en la solitaria luna o el destierro en los desiertos infinitos.

Volvamos al conflictivo lenguaje. ¿Qué duele más? Palabras al rojo vivo o silencios de hielo azul. Por supuesto ambos dejarán quemaduras incluso cicatrices, pero las palabras existieron, seguirán ahí; en cambio los silencios sólo se evaporarán.

Entre el frío y el calor, la inquebrantable soledad gris (o magenta para el experto en colores).

Si los conflictos internos continúan causando controversias, mejor decidirse entre el azul del cielo con sus vuelos infinitos, o entre el rojo del infierno con sus innumerables bondades.

lunes, febrero 04, 2008

Dices...

Mis silencios,
saudades sin traducción,
delirios por naufragar.

Del mar,
lunas desérticas,
seducen tu tempestad.

Tus muertos,
cenizas húmedas,
aún arden
al final de cada batalla.

Mil y un fantasmas
moldearán
la soledad en tu rostro.

¿Cuándo volverás?
Ahógate en mis deseos
si es que olvidas respirar.

Abriré
mis flores blancas
para sepultar tu piel.

Sólo presente,
mañana,
un navío más
hollado por Caronte.