sábado, abril 30, 2005

Sentidos muertos.

Sangrando están mis ojos debajo de estos dedos,
huyendo del fantasma encerrado en tus besos,
para evitar mirarte, en las sombras del tiempo.

Estallan mis oídos gimiendo por tu aliento,
no quieren escucharte evocando el silencio
de los deseos salados que se van con el viento.

Mi nariz destrozada busca evadir tu cuerpo,
y tu esencia sagrada, aún así es transpirada
por mis labios amantes de tu aroma asfixiante.

Con la piel desgarrada para no más tocarte,
desprendí la locura de mi tacto insaciable,
añorando olvidarte sin dejar de soñarte.

Paladeando una bala, atravesé mi orgullo,
y mi mente plasmada con los recuerdos tuyos,
se escurre con el alma embarrada en tus muros.

jueves, abril 28, 2005

Soliloquios.

"Te dan muerte, destrozan, corren tras de ti profiriendo maldiciones. ¿Qué importancia tiene esto, si tu pensamiento continúa claro, elocuente, sensato, justo? Como si alguna persona pasara al lado de una fuente limpia y dulce, y con envidia la insultara; eso no provoca que el agua deje de ser potable. A pesar de que se arroje suciedad, estiércol, el fluir del agua muy pronto lo dispersará, se librará de ellos y no podrá quedar manchada."
Marco Aurelio. Libro VIII.

Espera.

Atado a los senderos de tu cuerpo
escucho el caminar de tu pasado,
oculto tras los pliegues del silencio,
marcado por el sueño de otros brazos.


Lidiando con tu ausencia y tus secretos
descubro en tus recuerdos el anhelo
de mi locura, que arde en cada beso,
y del calor hallado entre tus labios.


Extraño los momentos sin barreras
cuando entro en tu mirada desbordada
buscando las preguntas sin respuestas
vertidas con mis manos por tu espalda.


Tatuando en mi cerebro cada espacio
de tu piel impregnada con mi aliento,
espero que regresen las caricias
que dan vida a mi alma en la agonía.

lunes, abril 25, 2005

Amor(es) olvidados.

- Cuéntame. ¿Qué has hecho? ¿Tienes novia? ¿Estás casado?

- No, hace tiempo terminamos, ella fue mi relación más estable casi tres años. Eso de las bodas me parece admirable. Se necesita valor o insensatez. Aún no entiendo como hacer para ceder parte de mi, sabiendo que en cualquier momento todo puede terminar y entonces es necesario recoger todos los trozos de vida que han quedado pisoteados en el camino. ¿Cuánto llevan ustedes?

- Dos años y medio; creo que hay que saber jugar, a veces ceder un poco y otras veces ignorar lo que pueda doler, hacer las cosas por amor.

- ¿Amor? Si claro. El amor es violento no puede ser de otra forma, tiene que hacer cambiar las cosas, pasa sobre las ideologías, mueve los sentimientos, provoca un caos que es necesario arreglar junto con la persona elegida. El amor embriaga, enardece los sentidos, agudiza la percepción, inventa palabras, crea nuevas lenguas, da vida a una concepción del mundo distinta que sólo puede ser compartida por dos. Los prejuicios sociales simplemente son formas de emascular al amor, porque éste no es solo la ternura que aquellos profesan, también abarca la pasión, la crueldad y la muerte, porque al amar morimos y volvemos a nacer, porque al amar matamos y damos vida, he ahí la resurrección de la carne y la eternidad. El amor encierra el juego con la muerte, son uno, nacen y desaparecen juntos. El amor destruye con tal de llegar al fondo de cada individuo, busca sacar la esencia a flote para darla a conocer, pero a veces ésta no soporta el trayecto y desciende agotada y se arraiga más al fondo, es por ello que la violencia es necesaria. El amor nos hace ser lo que jamás pensamos ser y que sin embargo somos. El amor es poema y anatema, lo deseamos pero a la vez le tememos porque es tal su efecto enloquecedor que provoca que estallemos, nos abre y nos avienta hacia todos lados, nos transfigura y nos emite alrededor...

- ¿Estás bien? Te quedaste como ido.

-Sí, bien, simplemente me perdí en tus labios y tus ojos...

Ambos se miraron apenados, sabiéndose cómplices de algo que no podía pasar, mirando a su alrededor para asegurarse de que esas palabras sólo les pertenecían a ellos. Intercambiaron algunas caricias con los ojos y continuaron con sus respectivas actuaciones. Los novios se acercaron y ya no hubo tiempo para que el redescubrimiento siguiera tomando forma.

Música elevada, palabras vacías, sonrisas falsas. Apesta a fiesta. Será mejor desaparecer. Imposible que aún muevas tantas cosas... “Caminos coloniales mis recuerdos,/ si me pierdo en tu imagen consumido/ y ahora mis delirios son anhelos/ de este miedo a dejarte en el olvido...”

sábado, abril 23, 2005

Añoranza.

Cuando los ángeles caen, el cielo se derrumba
con mis sueños, y solo imagino tu sonrisa,
que opaca el espacio, que hiere al silencio,
la luna se esconde detrás de tus ojos,
y el suelo se mece si escucha tu nombre.


Cuando los ángeles caen, los mares se desbordan
por mis venas, y tu imagen arde en mis pupilas,
y la tierra tiembla, y tu rostro brilla,
tu cuerpo es un grito que invade la noche
y se desvanece bajo nuestros roces.


Cuando los ángeles caen, los mundos se confunden
en un beso, porque pensar en dos no es posible,
si tu piel ha muerto, y mi sangre vive,
te asaltan mis dedos robando tu aliento,
y gimes despacio cayendo en el tiempo.

Despacio, despacio...

miércoles, abril 20, 2005

Ciclos.

Caminos coloniales mis recuerdos,
si me pierdo en tu imagen consumido
y ahora mis delirios son anhelos
de este miedo a dejarte en el olvido.

Senderos que dan vuelta por tu cuerpo,
hipnótico reflejo del suplicio,
de tus labios prensados por los nervios,
de la mutua atracción que yo imagino.

Cuando tu espalda ceda ante mis besos,
no dejaré que escapes nuevamente,
asido de tu nombre y de tu vientre,
llegaré a descifrar tus laberintos.

Escúrrete en mis dedos lentamente
e ignora el caminar de tus sentidos.
Si nuestro tiempo existe en el presente
tendrán que coincidir nuestros destinos.

domingo, abril 17, 2005

Verónica.

Las decisiones de fondo son inmediatas, pensar estorba, sólo es necesario actuar, aventarse al vacío; las decisiones de forma son absurdamente lentas, tediosas, el detalle más insignificante es más valioso que la propia vida.

Nacer, casarse y morir son decisiones de fondo, todo lo que las recubre es simple forma...

Aquí estoy, nuevamente embelesado en el reflejo de sus ojos, ocho años después, ante este hipnótico delirio de su labio inferior entre los dientes, inmerso en esta ilógica idea de una mutua atracción reprimida, transportado a los caminos coloniales de su cuerpo. “Caminos coloniales, mis recuerdos,/ si me pierdo en tu imagen sin sentido.”

Aquí sigo, con la creciente sensación en el estómago dejada por su ausencia, con la melancolía de los ciclos jamás cerrados y la ferviente fe en el destino. Una boda donde mi presencia no es requerida.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? Te presento a mi esposo. ¿Hace cuánto no nos vemos?

Karl la besa y la abraza tratando de retener su aroma, intentando esconder sus sentimientos arraigados, deseando que el tiempo se haga eterno mientras su espalda desnuda al fin se le escurre entre los dedos. En ese momento todo se aclara. ¡Ella es lo más cercano a ella misma!

La verdadera victoria, una extraña y enigmática mezcla de palabras: latín y griego, vero Niké, simplemente tú, el blanco de mis pasiones escondidas.

Sentado frente a ella, haciendo lo posible por disimular sus impulsos, escuchando con una sonrisa fingida una plática nefasta sobre las incomprensibles cosas del matrimonio, Karl saca de su cartera una antigua fotografía de Alexa y la compara con el rostro de Verónica.

¡Por supuesto! Podrían pasar por gemelas. En realidad el parecido es increíble. Tal vez pensaba en ti, cuando estaba con ella, o en ella mientras imaginaba amarte. Ahora Shakespeare me diría que la vida es como un juego de azar, el destino revuelve las cartas pero yo tengo que jugar. Mal momento, no voy. Esperaré la siguiente mano aquí sentado junto a mi patética sensatez. “Y ahora mis delirios son anhelos,/ de este miedo a no tenerte dentro.”

viernes, abril 15, 2005

Amores pasados.

Transido, con el alma despojada del cuerpo, observé como aquella diosa, la de níveos brazos, se desvanecía en el horizonte ante la impotencia de mis palabras, porque la cólera me impidió pensar, y los sentimientos asfixiantes pasmaron las empresas de mis miembros.
Como un cordero que es acechado por el león, y viéndose atrapado y sin escapatoria, trata de huir pasando al lado de su depredador, y éste sólo tiene que hacer un breve movimiento, casi un gesto, para despojar a aquel de su vida, así pasó ella por última vez a mi lado, arrastrando con su aroma todos mis sueños y mi aliento.

El martirio comenzó cuando nuestros hados se encontraron una negra noche llena de presagios funestos, mientras el cielo se desbordaba en una ráfaga de sombras, ella apareció para impregnarse en mi mente, sus ojos soportaron mi mirada fija, cual escudo que recibe la lanza certera y no es traspasado y arroja al objeto punzante a un costado, así ella aguantó mi embestida, y la voluntad inquebrantable se postró ante la belleza.

Me agradó, como pudo haberme gustado un toro asado, un buen vino o un sacrificio hecho en mi honor; era interesante, llamativa, casi una diosa en aquel lugar, pero nada capaz de enloquecerme; y así como atrajo mi atención, de esa misma forma la fui haciendo mía hasta que llegó a pertenecerme por completo.

Han pasado casi diez años desde que observé como abandonaba mi lecho, seducida por el yugo del deseo, y aún ignoro por qué no he dejado que sucumba su recuerdo, cual arroyo iracundo que con su paso constante crea senderos sobre la tierra, así mi obsesión fue creciendo hasta ocupar todas mis venas, ahora no puedo evocar su rostro y sé que su piel recorre otras manos, pero el ultraje hecho a mi orgullo no pasará sin ser vengado, aunque su misma sangre tenga que servir como ofrenda para saciar al dios que ha despertado.

Cada noche busco su cuerpo, y siempre que lo hago debo conformarme con una carne mortal, ninguna mujer ha podido igualar la mezcla de ternura y pasión inherente a sus espasmos. Casi diez años y parece que sus murallas se fortalecen con cada día que transcurre, como si la distancia de su aroma acrecentara mi pasión, porque mis pensamientos han tenido que idealizar su imagen para continuar en la batalla, y he puesto virtudes en donde había defectos y he llenado con recuerdos ficticios todos los lugares del pasado que se hallaban vacíos.

Empezó a charlar con él, pero aquel individuo afeminado no representaba ninguna clase de competencia para mí, aunque después aquel ser repulsivo se convirtió en una plaga que destruía todos los momentos propicios en los cuales pude haber tomado la posesión de su boca, al principio ella me prefirió a mí, así que nuestro estorbo no podía hacer otra cosa más que alejarse y tragarse la cólera engendrada por mi presencia, como cuando dos guerreros entran en la liza, y el vencido al verse despojado de sus armas y de su valor tiene que huir cubierto de oprobio y vergüenza, así se fue él, dando paso a mi primer ataque, a la lucha más certera que sostuve frente a tal fortaleza.

Éramos muy similares, cual dioses inmortales en un mundo banal, y eso comenzó a inquietarme; tan parecidos que alguna vez ella exclamó: “los dioses los crean y ellos se juntan...” Sin embargo olvidó decir que también los dioses se divierten frente a la ceguera del deseo amoroso, porque el sentimiento pasmante de atracción es como arena arrojada a los ojos, la cual nos impide ver más allá del ardor y del dolor, y en esos momentos cualquier intento de razonamiento es nulo, porque lo que se siente no puede discutirse, y ante la falta de discusión me convertí en un asidero de su imagen y no quise sacarla de mi mente.

Los días se escurrían junto con mi espíritu, cual espada afilada que atraviesa viejas heridas y hace que la negra sangre abandone el cuerpo arrastrando con ella el aliento vital, de la misma forma cada segundo pasado en su ausencia mellaba mi existencia. Cada mañana se convirtió en una lucha constante por tomar un lugar estratégico a su lado, cada cual tenía una táctica distinta y la mía consistía en escarbar a su alrededor para intentar pasar por debajo de sus muros; quizá la técnica era demasiado innovadora para ese momento, pero existieron ocasiones en las cuales obtuve magníficos resultados, sin embargo cada vez que perdía rasgaba mi cráneo y mi rostro, como si con ello arrancara el recuerdo de la derrota.

El mundo entero comenzó a girar en torno a ella, y me dejé envolver, como un niño que llora y es acogido en los brazos de su madre y siente que no existe nada más fuera de su refugio, tal era mi embelesamiento ante su presencia, porque yo le di el lugar que ocupaba, ella fue mi creación más perfecta, ambos cual semidioses nos movíamos en un mismo plano, sin embargo nunca pude encontrar el ardid adecuado para apoderarme de su esencia divina, y me consumía a la espera del instante exacto en el cual pudiera atacar y ganar la guerra, pero ese momento se prolongó casi una eternidad.

Lentamente como el vaivén del mar mis acciones se convirtieron en esclavas suyas, bastaba una palabra, un gesto, una breve insinuación para que mi odio se desbordara o para que la emoción excelsa me elevara por los cielos, ella levantaba un dedo y yo sentía que una lanza atravesaba mi espalda y salía llevándose mis entrañas, rozaba mi piel y el contacto de nuestros cuerpos era inevitable, y mis sentidos exploraban su geografía, y mi mente alucinaba, y mi corazón estallaba de placer.

Tuvieron que transcurrir algunos fríos y largos inviernos antes de un encuentro repentino bajo los arcos de piedra que me mantenían fuera de sus secretos; a primera vista no pudimos reconocernos, el vello cubría mi rostro y el cabello enmarañado disfrazaba mi existencia, además su aspecto se había adaptado a las costumbres de un lugar desconocido y su belleza se hallaba cubierta por las sombras del tiempo, sin embargo el brillo en sus ojos continuaba ahí, fue ese esplendor quien avivó mi deseo, y el orgullo y la vanidad emergieron nuevamente.

Recuerdos, sólo imágenes sin cuerpo, vagas figuras dando vueltas en la mente mientras observo su espalda desnuda y mis dedos moldean su cintura. Han pasado diez años y ahora que el sitio ha terminado y su piel ha sido mía, sé que no volveré a verla, porque prefiero llenar mis manos con su ausencia y mi mente con la diosa que yo inventé...

miércoles, abril 13, 2005

Horizontes.

La sombra de tus besos ha partido
roída por un llanto sin sentido
que escapa en los momentos inauditos
en que mi alma se vuelca en tus gemidos.

No mientas mientras me amas, simplemente
escucha el recorrido de mis versos,
sobre tu piel al borde del desgarre,
en palabras ocultas por el miedo.

Cuando el destino juegue a nuestras vidas,
la suerte será echada sin auriga
y perdidos iremos mendigando,
buscando reencontrarnos aún cautivos.

Tal vez tus labios vuelvan con el viento
y mis tormentas ya se encuentren lejos,
si no es así yo seguiré esperando
dentro del mar varado en el olvido.

viernes, abril 08, 2005

Deja vu inverso.

Ella desapareció, todo lo que pude ver fue
su cerebro embarrado a lo largo del pavimento,
como si ahí estuvieran todos nuestros recuerdos...

¿Sueño u olvido de un recuerdo que vendrá?

Alea iacta est.

domingo, abril 03, 2005

Quimera.

¿Acaso es la vida un profundo sueño
y dejar de soñar solo, es despertar,
abrir los sentidos más allá del miedo,
pensar que los actos se escurren sin dueño?

¿Morir esperando el amor sincero,
viajar con un beso que huye en silencio,
entregar el alma a un ser invisible,
perderse en un cuerpo que abre sus secretos?

¿Ser parte de un mundo que asfixia su cuello
mientras pisotea a los que van sufriendo,
seguir la cordura de los insensatos
y amar la verdad de unos cuantos sabios?

Delirio, es la vida, de un loco que muere
atado a su celda creyéndose fuerte,
mirando el reflejo de una piel marchita
que vive la muerte de no estar presente.

sábado, abril 02, 2005

viernes, abril 01, 2005

Epitafio.

Aquí yacen los despojos de este loco, aficionado a la muerte y al amor, que cruzó este mundo devorando ideas, escupiendo sueños y añorando vida; exiliado de la nauseabunda sociedad, murió una noche lluviosa a causa de una sobredosis de realidad.