lunes, abril 25, 2005

Amor(es) olvidados.

- Cuéntame. ¿Qué has hecho? ¿Tienes novia? ¿Estás casado?

- No, hace tiempo terminamos, ella fue mi relación más estable casi tres años. Eso de las bodas me parece admirable. Se necesita valor o insensatez. Aún no entiendo como hacer para ceder parte de mi, sabiendo que en cualquier momento todo puede terminar y entonces es necesario recoger todos los trozos de vida que han quedado pisoteados en el camino. ¿Cuánto llevan ustedes?

- Dos años y medio; creo que hay que saber jugar, a veces ceder un poco y otras veces ignorar lo que pueda doler, hacer las cosas por amor.

- ¿Amor? Si claro. El amor es violento no puede ser de otra forma, tiene que hacer cambiar las cosas, pasa sobre las ideologías, mueve los sentimientos, provoca un caos que es necesario arreglar junto con la persona elegida. El amor embriaga, enardece los sentidos, agudiza la percepción, inventa palabras, crea nuevas lenguas, da vida a una concepción del mundo distinta que sólo puede ser compartida por dos. Los prejuicios sociales simplemente son formas de emascular al amor, porque éste no es solo la ternura que aquellos profesan, también abarca la pasión, la crueldad y la muerte, porque al amar morimos y volvemos a nacer, porque al amar matamos y damos vida, he ahí la resurrección de la carne y la eternidad. El amor encierra el juego con la muerte, son uno, nacen y desaparecen juntos. El amor destruye con tal de llegar al fondo de cada individuo, busca sacar la esencia a flote para darla a conocer, pero a veces ésta no soporta el trayecto y desciende agotada y se arraiga más al fondo, es por ello que la violencia es necesaria. El amor nos hace ser lo que jamás pensamos ser y que sin embargo somos. El amor es poema y anatema, lo deseamos pero a la vez le tememos porque es tal su efecto enloquecedor que provoca que estallemos, nos abre y nos avienta hacia todos lados, nos transfigura y nos emite alrededor...

- ¿Estás bien? Te quedaste como ido.

-Sí, bien, simplemente me perdí en tus labios y tus ojos...

Ambos se miraron apenados, sabiéndose cómplices de algo que no podía pasar, mirando a su alrededor para asegurarse de que esas palabras sólo les pertenecían a ellos. Intercambiaron algunas caricias con los ojos y continuaron con sus respectivas actuaciones. Los novios se acercaron y ya no hubo tiempo para que el redescubrimiento siguiera tomando forma.

Música elevada, palabras vacías, sonrisas falsas. Apesta a fiesta. Será mejor desaparecer. Imposible que aún muevas tantas cosas... “Caminos coloniales mis recuerdos,/ si me pierdo en tu imagen consumido/ y ahora mis delirios son anhelos/ de este miedo a dejarte en el olvido...”

5 comentarios:

B r e n dijo...

sabes? hoy no es un dia perfecto y me hizo tanto bien leerte...gracias

Nerea dijo...

Amor, no nos importa el amor, nos importa el amor, nos importa la ilusión del mismo.

Anónimo dijo...

Vine a buscar mis respuestas...y asomarme por aqui.
Un alarido desde mi cárcava maravillosa.

Unknown dijo...

Y ese lenguaje de miradas, de caricias que se traslapan y se descubren...

Y el Amor haciendo su labor, alegrando el día, calentando la noche...

Soñemos...

Anónimo dijo...

Dioses!! me he quedado sin palabras. ¿Quizá por que lo he vivido y ahora leo y la (des)memoria brota por la piel?