martes, marzo 14, 2006

Ainós.

Llevo en la lengua el precio del destino,
fría moneda del último suspiro,
te sigo tras melódicos sonidos,
cuando mi barca se pierde en tus abismos.

Dentro de tus infiernos no hay salida,
melancólica bruma que hipnotiza,
de mi alma Tártaro enloquecida,
elixir de la muerte que es la vida.

Mendigo, por tus ojos en los míos,
por ver tu espalda ceder a mis hechizos,
quisiera descifrar tus laberintos,
mientras me muero llevado por tus ríos.

Si vas detrás de mi y no te percibo,
recuerda no llamarme en tus silencios,
no sea que me vuelva por tus besos,
poseedor de una sombra enardecido.

Nacemos por encima de la muerte,
morimos por debajo de la vida,
me tienes sin tratar de detenerme,
perdido sobre el rastro de tus días.

3 comentarios:

Nerea dijo...

Siempre es grato saber que el delirio del enamorado no ha muerto, y sigue el amor mendigo, perdido y hechizado; el único sincero.

Por cierto, me gustó mucho el comentario que dejaste en mi página :)

josue_rrobles dijo...

Nacemor por encima de la muerte...
Me quedo con esa frase

Un placer visitar tu blog

POLAF dijo...

"tengo tristeza en la mano derecha
tengo miedo en la mano izquierda
Lo terrible del olvido es que el tiempo duele"
Que hermoso y que triste. Es que tus palabras me llegan en un día en el que las horas duelen.
Saludos,
Polaf.