lunes, abril 17, 2006

Lunas.

Luna llena:
tristeza que se escurre
adherida por las paredes del alma.
Mejor no apagar la luz para no verte,
no quiero dejarte ir.

¿Porqué será tan atractiva esta melancolía de los muertos?
¿Esta ausencia voluntaria de la vida?

Más allá del suelo
huesos rotos y tumbas:
la tierra cayendo,
tinieblas,
el frío sopor del Leteo.

Rodillas sangrantes por la falta del deseo:
indiferencia,
silencio sin complicidad.

Lenguaje viciado por la carencia de tu sexo,
no siento nada por ti
si eso implica amarte,
prolonga mi agonía
hasta que deje de sentir
la urdimbre de mis palabras
entre tus pensamientos.

Gotas de hielo quemando mis recuerdos:
soledades que se acompañan en un ritmo decreciente,
imperceptible aislamiento,
náusea de sentimientos.

Delirio por tu dolor:
miedo en el extremo del placer,
letras insensatas sin coherencia,
vacío,
soltarse,
abandonarte.

Sangre hirviendo por tus labios
fundidos, confundidos,
lágrimas en los ojos que no me pertenecen,
negación:
yo no sudo,
yo no lloro,
yo no siento.

Noche en vela sin tu olor,
caer otra vez desde abajo,
siempre hay más profundidad
en la incertidumbre de tu cuerpo,
ojos cerrados, ya no importa...
Luna menguante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermano, a propósito de la luna, te recomiendo la novela La luna y seis peniques de William Somerset Maugham (Ed. Andrés Bello). Es un libro doloroso y brutal. Tu texto tiene imágenes muy buenas. No dejes de postear. Te mando un afectuoso abrazo.
Galo

Anónimo dijo...

Gracias por volver, casi lo hicimos juntos. La mitad de tu poema bien podría haberlo escrito yo. Pero mejor vos.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Mi menguante tatuado y yo (que somos lo mismo) pasando a dejar saludos...