domingo, junio 25, 2006

Alétheia

Exasperante sobredosis de realidad,
no demasiada.

Realidad:
¿contacto físico?
¿exposición del alma?
¿seducción de la mente?
¿oculta fe en el destino?
¿diálogo de dos?
¿espacio-tiempo trascendente?

Si nunca hubieras estado entre mis brazos
no existiría tu ausencia,
presencia oculta,
aoristo de tu piel,
perfecto pasivo de tus besos,
declinación de mis recuerdos.

¿De qué color son mis ojos
cuando dices no hay un nosotros?
¿Nunca hubo un nosotros?

Difícil extrañarte:
si te arrastras por mi espalda,
si tu mirada busca
apasionarse sin razones y sin tiempo.

Terminó la espera,
ya no existes,
no más negación,
orgullo de tu silencio:
¿hasta dónde?

Hasta el final de mis palabras.
No más libros descansando sobre la mesa,
ya no hay letras,
sólo el tenue vacío de la nada,
retorno inexplicable al origen.

¿Aún no lloras?
¿aún no sudas?
¿aún no sientes?

Desde el fondo:
las manos sacan,
las uñas rasgan,
soltar siempre duele,
matar siempre angustia.

Letras colgadas en la pared,
guardadas en el otoño marrón,
más hojas muertas.

¿Hasta cuándo escucharte con los ojos?
¿hasta cuándo mirarme con tus labios?
Decide cuándo y por qué.

¿Enloquecer?
Mi locura verdadera acaba aquí:
¿dónde estás?

3 comentarios:

Isthar dijo...

Siempre me ha parecido desgarrador lo que el amor roto puede hacer con nuestros corazones y voluntades...

Un abrazo enorme :)

Maiz Azul dijo...

buenas letras.

el dulce desprendimiento no siempre es de miel...

saludos desde el norte

Anónimo dijo...

Dioses que me alejé y te las pasaste escribiendo por mí.
Este texto bien podría haberlo escrito aquellos días de dolor.
No le cambiaría una letra.
"¿De qué color son mis ojos
cuando dices no hay un nosotros?"

(Me lo llevo)

Otro beso
Extrañaba leerte.